Perro del Infierno -científicamente sublinaje de Ómicron BQ.1 y BQ.1.1- es 10 por ciento más contagiosa que su precedente.
El nombre Perro del Infierno se refiere al cancerbero que cuidaba la puerta del infierno para evitar escapar a los muertos e impedir la entrada de los vivos. Nombre popular, no científico, ilustra la ferocidad del contagio, pero no resulta más grave que las cepas predecesoras.
Los síntomas son similares a los generados por otras cepas: tos, dolor de cabeza, fatiga, diarrea, congestión nasal, fiebre, malestar muscular, dificultad para respirar y pérdida de olfato o del gusto.
Tiene, sin embargo, algunas particularidades: pérdida de apetito, afonía, taquicardias y mayor transmisibilidad, aproximadamente 10 por ciento más contagiosa y estudios en Europa sostienen que podría ser de hasta 30 por ciento.
Finalmente los epidemiólogos aconsejan mantener las medidas sanitarias de prevención y vacunarse.
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